La Semana Santa de Elche es una de las más emblemáticas de la Comunidad Valenciana, y entre sus numerosos actos destaca la Procesión del Silencio, celebrada cada Jueves Santo a las 23:00 horas. Esta manifestación de fe y recogimiento, organizada por la Cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia, se ha convertido en una de las más esperadas por fieles y visitantes por su atmósfera única y sobrecogedora.
Lo que hace singular a esta procesión es su carácter austero y respetuoso. Sin acompañamiento musical, y con los participantes marchando en riguroso silencio, el desfile transmite una solemnidad que conecta con el sentido más profundo de la Pasión de Cristo. Solo el crepitar de los cirios y el roce de los hábitos rompen una quietud que envuelve a todos los asistentes.
La imagen titular, el Santísimo Cristo de la Misericordia, se venera en la Basílica de Santa María desde hace más de cuatro siglos. La cofradía fue fundada en 1942, aunque no fue hasta 1944 cuando organizó su primera salida procesional, recuperando así una antigua tradición de veneración a esta imagen.
El recorrido parte desde la Basílica y atraviesa puntos clave del casco antiguo: Plaça del Congrés Eucarístic, Diagonal del Palau, Pont d’Altamira, calles Blasco Ibáñez, Blas Valero, Reina Victoria, Pont Nou, Plaça de Baix, Corredora, Ample y Uberna, hasta regresar al templo. La duración aproximada es de una hora y media, y el momento culminante se produce cuando, al llegar de nuevo a la plaza de la Basílica, la procesión concluye en completo silencio, con la imagen entrando entre una multitud enmudecida por la emoción.
Elche cuenta con más de treinta cofradías y hermandades, que llenan las calles durante la Semana Santa con procesiones, actos litúrgicos y representaciones vivas de la Pasión. El reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico Internacional del Domingo de Ramos, con su tradicional “Pas de la Burreta”, y el de Fiesta de Interés Turístico Provincial para La Pasión de Elche, refuerzan el valor de estas tradiciones, que atraen a miles de personas cada año.
En este contexto, la Procesión del Silencio se alza como uno de los eventos más emblemáticos. Su estética sobria, su fuerte carga emocional y su profundo simbolismo religioso la convierten en un referente de la espiritualidad popular ilicitana.