El 15 de agosto, Elche se paraliza para vivir uno de los momentos más intensos y queridos de sus fiestas patronales: la Procesión-Entierro de la Virgen de la Asunción. Este acto, parte esencial del Misteri d’Elx, vuelve a reunir a miles de personas en un recorrido que combina solemnidad, emoción y un profundo sentido de pertenencia.
Tras la representación matinal de la Vespra en la Basílica de Santa María, la imagen yacente de la Mare de Déu, engalanada con flores blancas y colocada en su urna de cristal, fue alzada por los cantores del Misteri para iniciar la procesión a las 10:00 horas. Desde Uberna, Major de la Vila, Plaça de Baix y Corredora, hasta Puente Ortices y Capitán Lagier, el cortejo avanzó entre vítores, plegarias y el lanzamiento de pétalos, hasta llegar a la Plaza del Congreso Eucarístico, abarrotada de fieles.
El acompañamiento incluyó apóstoles, camareras, miembros del Patronato, clero, autoridades, asociaciones culturales, colectivos vecinales y familias completas, todos unidos por un mismo sentimiento. El sonido de las campanas y la música de las bandas llenaron el centro histórico, mientras los cantores entonaban cánticos medievales que forman parte de esta tradición centenaria.
En Elche, la Virgen de la Asunción es símbolo de identidad y cohesión social. Esta procesión no es únicamente una representación teatral de un hecho religioso: es un acto que cada año renueva la promesa de un pueblo a su patrona. La recreación del traslado al valle de Josafat es una de las escenas más sobrecogedoras del Misteri, reconocido como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
La mañana de devoción dio paso a la fiesta. El Racó FestiElx, en el Paseo de la Estación, se convirtió en punto de encuentro con gastronomía local y música en directo. La pólvora volvió a ser protagonista a las 14:00 horas con una mascletà en la Avenida Alcalde Vicente Quiles, y la noche culminó con un espectáculo musical en la Plaza del Congreso Eucarístico y un castillo de fuegos artificiales desde el Puente del Ferrocarril, iluminando el cielo y cerrando un día en el que fe y tradición caminaron juntas.
Paco Ciclón / AFPRESS
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