Elche vivió en 1985 uno de los capítulos más sorprendentes de su historia reciente cuando el nombre de un industrial zapatero local apareció en los titulares internacionales acusado de narcotráfico. Se trataba de Victoriano Molina Chacón, vecino de la ciudad, que fue detenido el 3 de marzo de ese año en las islas Bermudas en una operación encubierta de la DEA.
Molina, que había nacido en Elda y se trasladó a Elche con su familia, tenía 55 años cuando fue arrestado. Estaba casado y tenía cuatro hijos, con los que residía en un modesto chalet de la Peña de las Águilas. En Elche era conocido por dirigir Calzados EME, S.L., una fábrica que llegó a tener 30 empleados hasta su cierre en 1984. También impulsó D’Molina, S.L. y Calzados M, S.L., aunque nunca se trató de grandes compañías. La familia siempre insistió en que tenían un nivel económico medio, sin lujos ni fortunas ocultas.
La sorpresa llegó cuando se reveló que, según la investigación de Estados Unidos e Italia, esas empresas habían servido de tapadera para una red internacional de narcotráfico. Documentos judiciales de la época señalaban que la droga viajaba desde Sicilia a Nueva York camuflada en cajas de zapatos. En 1983, la policía italiana interceptó un alijo de 80 kilos de heroína valorados en más de 130 millones de dólares en destino.
Las sospechas crecieron cuando la DEA infiltró a Melania López, pareja de Molina en Nueva York, que colaboró con los agentes. En reuniones grabadas, él mismo habló de “contactos sicilianos” y de envíos regulares de droga. La trampa final se tendió en Bermudas, donde fue detenido sin resistencia y extraditado a Nueva York.
En 1986 un jurado federal lo declaró culpable y fue condenado a 25 años de prisión por tráfico de heroína. Paralelamente, un tribunal de Florencia lo sentenció también a 28 años de cárcel. Aunque pasó gran parte de su vida posterior en cárceles de Estados Unidos, en Elche su familia continuó defendiendo que todo había sido una confabulación y que Victoriano había sido víctima de un engaño.
El caso causó conmoción en la ciudad, donde muchos lo recordaban como un zapatero de barrio más que como un gran industrial. Su nombre quedó ligado a una etapa en la que el calzado ilicitano vivía momentos de gran expansión, aunque su historia representó la cara más oscura: la infiltración del crimen organizado en sectores aparentemente ajenos.
Hoy, casi cuatro décadas después, el caso de Victoriano Molina Chacón sigue siendo recordado en Elche como una historia difícil de olvidar. Un relato que mezcla calzado, mafia italiana y la tragedia de una familia que nunca dejó de proclamar su inocencia.
Fotos.: José Félix Abad
Foto.: Fabrica D’Molina, S.L – OpenAi



